Resumen: | Ante el incremento de demandas por mala práctica médica, se plantea el problema de identificar una estrategia que atienda de inmediato los daños ocasionados por los errores o eventos adversos durante la práctica sanitaria. El reporte identifica 3 tesis: dos ya conocidas: establecer seguros o fondos, y otra que se basa en la simple utilización del presupuesto asignado a los establecimientos de salud, tal como en realidad suele hacerse, en muchos casos, aunque en forma extraoficial. La evaluación de los hechos observados y una evaluación de los aspectos éticos, sirven para determinar, que la mejor estrategia sería el uso del presupuesto ya que las otras dos encarecen los procesos sanitarios por pagos administrativos al intermediador en el caso de los seguros, o por inmovilizar recursos, en el caso de los fondos y tener que utilizar tiempo de los mismos trabajadores que debieran dedicarse a labores asistenciales. El encarecimiento resultante agrava la situación de los pacientes pobres o en extrema pobreza. Otra desventaja, la más grave en opinión del autor, es la distorsión de la relación médico-paciente, ya que el ambiente de controversia establecido, al lado de la cólera, temor o posibilidad de obtener dinero litigando, coloca a ambos lados de la trinchera a paciente y médico, generando desconfianza. Se concluye que el simple uso del presupuesto, posible con la reglamentación de la Ley 29414, evita mayores gastos y mantiene la relación médico-paciente dentro de un clima de confianza en el que se da la tarea mutua de curar o por lo menos mejorar la salud de los pacientes. (AU)^iesFaced with increased demands for medical malpractice, there is the problem of identifying a strategy that addresses immedíate damage caused by errors or adverse events loc for healthcare practice. The report identifies 3 thesis, two already known: to establish insurance funds, and one that is based on the simple use of the budget allocated to health facilities, as indeed is often done, in many cases, though unofficially. The assessment of what happened in our reality, and an evaluation of the ethical, are used to determine the best strategy would be to use the budget as the other two more expensive health processes for administrative payments to the intermedíary in the case of insurance, or investment resources, in the case of funds and having to use the same time health workers to the respective health services. Rising prices aggravated the situation for patients in poor or extremely poor. Another disadvantage, the most serious, according to the author, is the distortion of the doctor-patient relationship, as the atmosphere of controversy set next to the anger, fear and possibility or getting money to litigate, placed on either side of the trench to patient and physician, creating mistrust. We conclude that the mere use of the budget, possibly with the regulation of Law 29414, avoids higher costs and keeps the physician-patient relationship in a climate of confidence which gives the mutual task of curing or at least improve patient health. (AU)^ien.
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