Resumen: | Para determinar si está o no indicada la intervención quirúrgica de tipo reconstructivo en las oclusiones arteriales periféricas de las extremidades inferiores, se deben sopesar el pronóstico de la evolución espontánea de la enfermedad, sin influencia externa, y las perspectivas de éxito a largo plazo en caso de intervención. En el estadio II, esta comparación muestra claramente que la evolución natural no se agrava realizando una intervención quirúrgica reconstructiva en la región aortoilíaca para corregir una claudicación intermitente. Solamente el estado general del paciente podría limitar en este caso la indicación de la intervención quirúrgica. Solamente el estado general el paciente podría limitar en este caso la indicación de la intervención quirúrgica. Si para suprimir los dolores es necesaria una reconstrucción femoropolítea hasta la parte superior de la articulación de la rodilla, los resultados a largo plazo son menos satisfactorios por lo que se refiere a la permeabilidad, pero no se influye negativamente en la evolución natural de la enfermedad. Los mejores resultados se obtienen cuando todas las arterias de la pierna son permeables y se dispone de una vena adecuada. En el estadio II, no somos partidarios de las intervenciones quirúrgicas infragenuales, porque agravan la evolución espontánea. En cambio, en los estadios III y IV, el pronóstico sería tan desfavorable sin la intervención, que la indicación resulta absoluta. Sin embargo, hay que saber que la reconstrucción de la región pelviana no suele ser suficiente y en la mayoría de los casos serán necesarias serán necesarias largas anastomosis femorocrurales. Si se dispone de una vena, se puede esperar un éxito a largo plazo. Una simpatectomía basta muchas veces y conviene intentarla siempre antes de proceder a una reconstrucción de tramos largos; la implantación de anastomosis largas con prótesis de material sintético puede dar apsajeramente buenos resultádos... (AU)^ies.
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